miércoles, 16 de diciembre de 2009

Paradigma Sociocultural1

Paradigma Sociocultural

 

Afirmar que el desarrollo humano es producto de la interacción del organismo humano en desarrollo con su ambiente, es casi un lugar común en las ciencias de la conducta. Recordemos, el principio que afirma que la conducta surge en función del intercambio de la persona con el ambiente, expresado por Lewin (1935) de la siguiente forma: C = f (PA).

El ambiente ecológico se concibe como un conjunto de estructuras seriadas, estando en el nivel más interno el entorno inmediato en el que se encuentra la persona. El siguiente paso nos lleva a mirar más allá de cada entorno por separado, a las relaciones que existen entre ellos. Un tercer nivel del ambiente ecológico nos lleva a evocar la hipótesis de que el desarrollo de la persona se ve afectado profundamente por hechos que ocurren en entornos en los que la persona ni siquiera está presente.

 


http://t3.gstatic.com/images?q=tbn:z5q3BnMdM2E54M:http://oclacc.org/redes/educomunicacion/files/2007/09/educom.jpg
En tal sentido, a finales de los setenta se desarrolló con gran fuerza una perspectiva conceptual que caracteriza la vida del aula en términos de intercambios socioculturales y plantea su investigación desde enfoques metodológicos, etnográficos, situacionales y cualitativos.

 

La ecología en el campo educativo es una orientación que destaca la influencia que el escenario ejerce sobre la conducta del sujeto.

 

En la institución escolar, y en la vida del aula, el profesor y el alumno son, efectivamente, procesadores de información y elaboradores de comportamientos, pero no como individuos aislados, sino como miembros de una institución cuya intencionalidad y organización crea un clima de intercambio y genera roles o patrones de comportamiento individual, grupal y colectivo.


http://t0.gstatic.com/images?q=tbn:AqAM_xmwccBnLM:http://www.ibs.edu.mx/mediac/400_0/media/FILOSOFIA%2420HUMANISTA.jpg

Las actividades cognitivas y afectivas que desarrollan profesores y alumnos en el intercambio académico no pueden ser correctamente entendidas a menos que se interpreten inmersos en los conflictos del grupo de clase como sistema social.

Lortie (1973, 485), define el paradigma ecológico como aquel que describe, partiendo de los estudios etnográficos, las demandas del entorno y las respuestas de los agentes a ellas, así como los modos múltiples de adaptación.

 

 

 

 

Antecedentes

 

Los orígenes del interés científico de la psicología por la influencia del ambiente sobre la conducta se remontan años atrás, desde Kofka (1940), Murray, (1938), pasando por las concepciones fenomenológicas del ambiente derivadas de las ideas de Lewin (1931, 1935, 1951), en especial de su constructo del “Espacio Vital” o “Campo Psicológio”. En cambio Lewin se centra en el modo en el que el ambiente es percibido por los sujetos que interactúan dentro de él y con él.

Antecedentes más cercanos los encontramos en la Psicología Ecológica (Bronfenbrenner, 1979) y en la Psicología Ambiental (Craik, 1973; Proshansky, 1976; Stokols, 1976).

Algunos autores opinan que la psicología ecológica es un parte de la psicología ambiental, en cambio otros consideran que tiene entidad propia.

Como vemos, la unidad básica en el enfoque ecológico es el Escenario de Conducta (Behavioral setting), que es un sistema social en miniatura que puede desarrollarse en cualquier situación.

 

Los escenarios poseen una serie de características como son:

 

Ø       Son reales, tangibles y con límites espacio-temporales definidos.

Ø       Son sistemas activos, autorregulados, que imponen su programa de actividades sobre las personas y objetos que contienen.

Ø       A partir de aquí podemos mencionar que el enfoque ecológico de la percepción del ambiente se puede resumir en los siguientes puntos:

Ø       Las propiedades del ambiente se perciben en entidades significativas y no como aspectos separados.

Ø       La percepción aporta información directa, bajo la forma de ofertas ambientales.

Ø       Las ofertas son propiedades invariantes de los objetos que informan sobre sus usos o funciones.

Ø       La modificación de ambientes cambia las ofertas de forma distinta para cada sujeto que se encuentre en el ambiente.

 

Paradigma Sociocultural, Educación e Instrucción

 

Aquí intentaremos analizar las aplicaciones que puede tener para el estudio de la realidad escolar este enfoque ecológico. Partimos de una pluralidad teórica, entendiendo que hay perspectivas que sirven mejor al análisis de aspectos concretos que otras.

El análisis funcional, por ejemplo, será útil para conocer las implicaciones ambientales de las necesidades del niño y del educador, desde los requisitos planteados por la psicología del desarrollo; la metodología naturalista de Barker (1976) y seguidores lo será para conocer la realidad de algunos aspectos de la interacción ambiental que se produce en escenarios concretos; los estudios experimentales nos aportan datos de interés para conocer los efectos del tamaño y la densidad; el cognitivismo ambiental nos permitirá estudiar la imagen y otros aspectos de la función simbólica de la escuela en relación al niño y al contexto social donde está ubicada; el análisis sistemático de Bronfenbrenner y Crouter (1983), la consideración del impacto del medio escolar en el niño como parte de la función conjunta de los microsistemas

Una de las proyecciones más influyentes de la orientación ecológica en el terreno educativo es el enfoque ecológico del desarrollo humano, aportación de Bronfenbrenner (1979), que concibe el desarrollo humano como el estudio de la acomodación recíproca progresiva entre un ser humano activo y las propiedades cambiantes de los escenarios inmediatos en los que está viviendo.

Para Bronfenbrenner (1987), el ambiente está compuesto de estructuras concéntricas: Microsistema (patrón de actividades, papeles y relaciones interpersonales experimentadas dentro del escenario), Mesosistema (interrelaciones entre dos o más escenarios en los cuales participa la persona activamente; hogar, escuela, grupo...), Exosistema (uno o más escenarios que no implican a la persona como un participante activo, pero en los que ocurren sucesos que afectan al escenario donde vive la persona) y Macrosistema (referido a la consistencia en forma y contenido de los sistemas anteriores dentro de una determinada subcultura).

 

También están las aportaciones que interpretan el escenario como un sistema homeostático dotado de controles y fuerzas que mantienen el escenario y le permiten operar de manera funcionalmente estable bajo condiciones variables. En ese sentido, las fuerzas que operan sobre el ambiente son diversas, algunas proceden del mismo escenario (programas educativos, organización del espacio físico). Recordemos que para Barker, el escenario y los episodios de conducta están en relación de cosa y medio respectivamente; las cosas son entidades internamente condicionadas, mientras que el medio es externamente condicionado.

 

Otros autores han seguido otra dirección, en el sentido de, observar o experimentar el ambiente (clima social) de distintos escenarios: clínico, educativo y/o laboral a través de observaciones naturales, o de escalas de medida de la percepción subjetiva de ese clima por parte de los mismos participantes (Moos, 1979; Anderson y Walberg, 1979).

Entre estas y otras aportaciones, podemos deducir que el tema es de gran relevancia para la Psicología de la Educación, ya que no es posible comprender la conducta del alumno sin hacer referencia al escenario educativo en el que se encuentra.

 

En tal sentido, en la institución escolar y en la vida del aula, el profesor y el alumno son procesadores activos de información y elaboradores de comportamientos, no como individuos aislados, sino como miembros de una institución cuya intencionalidad y organización crea un clima de intercambio y genera roles o patrones de comportamiento individual, grupal y colectivo


No hay comentarios:

Publicar un comentario